¿Qué está mal en tu web?

O en tu Facebook, o en tus tuits…

Realmente, no mucho.

En la vida real no es inusual que una de cada cuatro personas que entran a tu local compren. No es raro tener una conversación por teléfono con un amigo al que has llamado. No es sorprendente que la mayoría de gente a la que invitas a un evento diga que si o como mucho que decline cortesmente.

En marketing directo, lo estás haciendo bien si sólo 99 de cada 100 personas te dicen que no. El éxito no está en el 25% de respuesta, sino en el 1%

En online, sin embargo, las cifras son mucho peores. No es raro tener mil visitas a la web antes de que alguien compre algo. No es noticia pedir a 5.000 seguidores de Twitter que hagan algo y rechacen hacerlo.

Demasiado ruido, demasiadas elecciones y, sobre todo, demasiada gente pidiendo acciones, todo el tiempo.

La gente no hace click en todo lo que puede hacer click, nunca.  No harán tres o cuatro o nueve click en tu sitio web, no importa lo ‘responsive’, modular y testado cara al usuario que esté.

Cierto, probablemente lo puedes hacer mejor.,

Alguien que sea realmente bueno en ello probablemente pueda medirlo mejor.

Pero no te castigues porque tu web no está convirtiendo. Nada online convierte, por definición.

El secreto está en maximizar las cosas que no pueden funcionar en la vida real. La viralidad, el boca a boca de productos y servicios notables, el movimiento horizontal de ideas, de persona a persona, no desde ti hacia el mercado.

Traducción libre del blog de Seth Godin